21 d’abril del 2008

de naranjas y desencuentros


Si en esta vida existen las medias naranjas, que no lo se, y si alguna vez te encuentras con una, esa mitad aparecerá con todos sus complementos: sus deseos, sus miedos, sus gustos, su familia, sus amigos, sus ex-parejas, sus viajes, sus recuerdos, y sus planes de vida. Llegada una edad, suelen venir bastantes complementos de serie, como un coche al que le has puesto de todo…y entonces, ¿que haces? ¿Cómo encajan esos dos pedazos de cítrico? Aunque no quieras y te digas que es pronto, todo se cuestiona.
Tu vida es el sitio donde has decidido vivir; los muebles y fundas nórdicas que te has ido comprando; el bar cerca de tu casa, donde tomas el café… Si de repente te mudas a otra parte, el edredón de la otra naranja no mide lo mismo que el tuyo, o tienes que buscar otro bar de referencia… te sientes confundido, porque evidentemente tienes más complementos que cuando tenías 20 años, y la toma de decisiones se complica. En lo material, uno puede pensar que es posible adaptarse…pero cuando entramos en el pantanoso terreno de los planes de vida…aquí sí que fijo hay desencuentro y no hay nada más triste (a parte de los caballitos pony) que encontrar una supuesta media naranja en un mal momento. Para eso, mejor no saber que esa posibilidad estaba allí. Lo malo es que no suele ser culpa de nadie y se dice que “son cosas del destino”.
Cada uno vamos con nuestra mochila y nuestro reloj biológico (que sí, que todo el mundo tiene), pero nos falta una pantallita bien visible que muestre el estado de la cuestión, pasado, presente y futuro (dicho sea de paso, esta función ahorraría más de un mal entendido).
Por mucha media naranja que uno se crea, no hay que ceder a los deseos del otro. El peaje puede ser muuuy alto. Así que si estamos hablando de decisiones que no pueden esperar, habrá que tomarlas solo, porque parece que al final, ante los grandes temas de esta vida, a uno no le queda más remedio que tirarse de cabeza y rezar para no romperse la crisma, porque el corazón seguro que, a estas alturas, de tanto loctite ya no puede ni bombear.

1 comentari:

Mª José ha dit...

Si es que en realidad no existen las medias naranjas... lo que existe es que encanjen más o menos bien, pero nunca a la perfección.
Porque eso pasa al principio cuando todo es color de rosa... pero luego es más un te quiero como eres y por lo que me haces sentir(realmente eso es lo más bonito) que un "es que eres mi mitad" , no , eso ya no...
Rendirse a los deseos del otro no es lo adecuado. Hay que saber diferenciar el luchar por la otra persona que el "lo hago porque él /ella quiere" no tiene nada que ver.
Somos dueños de nuestros actos, victorias y fracasos.

Es mejor pensar en hoy, y tener planes de vida, pero no mirar más lejos que el mañana.

Sólo es mi opinión.

Un beso, y encantada de encontrarte